La novela esboza las costumbres, creencias y valores –de un espacio y tiempo determinados– desde esos irrepetibles momentos de las personas simples, de las pequeñas cosas, que contienen profundidad y belleza, evidenciando la delicadeza y levedad de sus misterios. De la mano de Barzola y de Margarita nos adentramos en la trama, y aparecen la soledad y el desarraigo, el desengaño y la muerte, la explotación del hombre por el hombre; atravesados por una historia de Amor con el trasfondo de la última dictadura militar.
Algunos de los personajes emplean voces y expresiones del guaraní y el yopará (mezcla de guaraní y español) del habla criolla regional, fundamentalmente rural; dándole voz a los que no la tienen, todavía (Yalolé y Oda Qom al Río Negro). Sin embargo, la lectura es amigable porque está escrita en su fonética.
Las historias se desarrollan en lugares imaginarios: el paraje “Yerutí” y el pueblo “Villa Nalá”. Los personajes se trasladan aquí y allá, por razones laborales u otras. Así el libro va bosquejando pinceladas de esos sitios que –reunidas– conforman una visión de la maravillosa mezcla de culturas que es nuestra Argentina.