Dice la autora –Una mirada Taoísta, es una mirada que acontece en armonía con la naturaleza. Una mirada ingenua, si se quiere, y por eso mismo abierta al misterio.
La mirada de los niños, tanto como la mirada de los monjes taoístas, los filósofos-poetas del inicio de la filosofía occidental (Heráclito, Tales de Mileto, Pitágoras), o los pueblos originarios, anteriores a la era del dominio del hombre sobre la naturaleza, tienen una mirada Taoísta. El conflictivo mundo contemporáneo, el conflictuado hombre del mundo contemporáneo, necesitan volverse un poco niños, un poco monjes taoístas, un poco poetas, un poco ingenuos. Necesitan recuperar algo de la mirada Tao, recuperar el misterio, el enigma, el humor. No es fácil, en el aturdido y veloz mundo que habitamos.
Titulé este libro Cuentos chinos –sigue la autora –porque pretenden estar escritos con la estructura de los antiguos escritores chinos. Los cuentos orientales usan el misterio, el humor, rimas, ritmo, paradojas, analogías, citas, repeticiones, simetría. Son poéticos, aunque frecuentemente considerados crípticos o enigmáticos. Finalmente porque, como dice García Márquez, “Todo cuento, es un cuento chino”.
Ser o no ser, el camino del Tao, el amor, el vacío, lo femenino, lo activo, el Yin y el Yang acontecen en estos cuentos, que surgieron chinos, como un escenario misterioso, mágico, inventado. Son, podría decir, mi mirada Taoísta, mi apertura al misterio.
Ojalá el lector, niño o adulto, disfrute estos cuentos.