“En nuestra cultura ´occidental y cristiana´, desde mediados del siglo XX y en pleno siglo XXI, los intentos por señalar con exactitud qué es salud y su relación con la enfermedad han dado origen a permanentes controversias, intentos de definiciones, sesgados, a veces utópicos y falaces. La multiplicidad de enunciados, todos insuficientes, sea tal vez un indicador de que mucho se habla de “salud” pero no se termina de comprender del todo de qué se trata. De todos modos, construimos y estudiamos “Sistemas de Salud”, o, mejor dicho, las sociedades lo hacen en medio de sus culturas. Pero a medida que la historia del hombre occidental fue avanzando, también la idea sobre la salud y sobre la enfermedad fue evolucionando…” 
    Esta investigación, partiendo de que la concepción de la salud y de la enfermedad son productos culturales, analiza, de entre las diversas influencias sobre la cultura occidental, la del pensamiento teológico - religioso. Este enfoque es absolutamente original, ya que los estudios y publicaciones que relacionan temas teológico-religiosos con la salud y la enfermedad lo hacen desde la perspectiva de la pastoral de salud, o, en el mejor de los casos, desde la relación de la religión con la salud mental.
    “Salud. Enfermedad y culpa”, en cambio, analiza la influencia del pensamiento judeo-cristiano, y en ella encuentra la explicación de por qué el concepto de la misma está implícito en esa cultura, pero que todo esfuerzo por explicitarla es incompleto. Y logra, entonces, comprender de dónde proviene la idea de un “completo estado de bienestar físico, psíquico y social”, enunciando una nueva definición de salud, sucinta y completa “Salud es el estado en que la persona está en condiciones de crear en libertad”, o sea, su plena re-humanización.