Esta obra tiene como eje, la importancia que el autor le asigna a la comunicación en las relaciones interpersonales para las que como pilar básico, la expresión (oral o escrita) correcta o adecuada, es la única manera de lograr que esa comunicación sea efectiva.
Como el abordaje sobre la forma de expresarnos está hecho desde la lingüística, el desarrollo se centra en los vicios del lenguaje como formas inadecuadas de construcción o empleo del vocabulario, haciendo que la expresión sea deficiente, lo que puede dificultar la interpretación correcta de algo escrito, o una exposición oral. Alternamos y convivimos así, con esos vicios mencionados en todos los ámbitos.
Se pone de manifiesto, las ansias de conocimiento del autor y su vocación por compartirlos, con la finalidad de contribuir a conocer mejor nuestro idioma, para usarlo adecuadamente, sin pretensión del “purismo lingüístico”, pero a su vez sin agresiones y con la menor cantidad posible de impurezas o “cuerpos extraños”.
No nos expresamos adecuadamente y una lengua tan bella y rica como la nuestra, no merece más dinámica que la que impone la propia flexibilidad lingüística por lo que debiéramos ser cuidadosos en no caer en una anarquía idiomática con repetidas agresiones y descuidos, amparados en que nos comunicamos igual, o igual se entiende.
En cualquier caso, el espíritu de la obra es despertar la inquietud de expresarnos de manera adecuada tanto en oralidad como en escritura. La adecuación, implica el esmero por el cumplimiento de lo normado.
El autor recoge una gran cantidad de formas incorrectas usadas a diario y que componen los llamados vicios del lenguaje. Ello incluye formas inadecuadas y fallas semánticas (cuando decimos una cosa por otra), ambigüedades, arcaísmos, barbarismos, cacofonía, dequeísmo, metátesis, muletillas, neologismos, pleonasmos, solecismos, eufemismos, vulgarismos, etc. En otras palabras, todo ello, no es más que uso incorrecto, inexacto o poco preciso de las palabras (impropiedades). Todo ello reflejado en más de 1200 registros.
