La familia Rodríguez Saá gobierna San Luis de manera ininterrumpida desde 1983. Alberto y Adolfo Rodríguez Saá fueron denunciados en tres oportunidades por enriquecimiento ilícito, pero todas las denuncias fueron desestimadas por un Poder Judicial sometido de manera férrea a las imposiciones del Poder Ejecutivo. Dos abogados que en 1983 solo contaban con una casa cada uno, además de dos modestos autos el Adolfo y una Fiat Multicarga el Alberto, gracias a la corrupción con la radicación industrial y también gracias al manejo de la obra pública, en poco tiempo se transformaron en los gobernantes multimillonarios que, con su inmenso poder económico, digitan desde hace 36 años los destinos de la provincia sin que ningún resorte del poder escape a su manejo.