Mabel, víctima de la infidelidad de Ramón, se convierte en victimaria y toma revancha contra la amante de su esposo y la mata. María Emilia es hija de esta relación extramatrimonial y presencia a sus cuatro meses, el asesinato de su madre. Mabel se hace cargo de su delito. Cuida a la niña hasta que se descubre su responsabilidad en el hecho y termina en la cárcel. Pero la suerte ya está echada en la historia de María Emilia. El abandono involuntario, el disparo de un arma en su presencia y la emocionalidad alterada de su padre que no sabe qué hacer con ella, son hechos que dejan huellas indelebles en su personalidad; tanto como el fuego. Y a María Emilia la tienta el fuego, lo busca cuando siente que su valía toca fondo, cuando cree que es la única manera de salir del dolor, cuando descubre que con el fuego puede terminar con un ciclo. Camina por el borde de un acantilado convencida de que no merece ser amada mientras los hilos del destino tejen la historia que la sostiene.

Una novela que presenta distintas mujeres en la lucha por ser. Contra el desamor, el abandono y el miedo, crece María Emilia con su identidad cambiada y la muerte al acecho. El personaje es el eje de una serie de historias que combinan tópicos clásicos en relación a lo femenino: la incertidumbre del amor, la certeza de ser madre, las inseguridades y la culpa. Mabel y María Emilia son representaciones ambiguas; se mueven entre la fuerza y la debilidad, entre el deseo de libertad y las caídas impuestas por el patriarcado. 
El texto apela al lector y lo hace entrar en un universo por momentos oscuro, pero donde brilla una esperanza: la de encontrar diferentes formas del amor. El erotismo, la maternidad, la amistad, incluso los siniestros pactos nacidos de la muerte, tejen una red de relaciones complejas. 
De orilla a orilla realiza un recorrido tanto mental como físico; es un viaje en el espacio y en el tiempo cuyo norte es el que tenemos todos: la búsqueda de la propia identidad.

Natalia González, Licenciada en Letras