Este libro nació al escribir en papel algunas de las historias que contaba a mis sobrinos cuando, siendo pequeños venían a quedarse en casa y al llegar la noche, nos regalábamos mutuamente un momento de quietud y sosiego. Siempre un cuento resultaba mágico... Si estaban cansados después de un día de aventuras, un cuento bastaba para hacerlos deslizar, sin darse cuenta, en un sueño profundo. Si acaso extrañaban un poco a mamá y papá, un cuento lograba trans-portarlos más allá de la tristeza y reconfortar sus corazones en zozobra. Y los panaderos, que a menudo andaban rondando la casa, fueron testigos de muchas de esas vivencias compartidas: días de juego y noches de relatos. Hasta que uno de ellos, "Panadero", decidió salir a contarlas. —¿Por qué dejar que esas historias se pierdan en el aire, entre las sá-banas o en las paredes? —se dijo Panadero—. Si conozco tantas... las de aquí y las de más allá. Por eso, porque un cuento que llega con amor al corazón de un niño es capaz de inundado todo de felicidad, invito... 
a los pequeños, a leer un cuento a los adultos, a ponerle su voz.