En el futuro, en un planeta colonizado por terráqueos, el detective privado Rame Wol lleva una vida un tanto austera y solitaria, viviendo de casos más bien sencillos. Hace un tiempo que no le llegan clientes, por lo que acude con expectativas a la primera cita que se le presenta en meses. Una atractiva muchacha de ojos misteriosos y muy llamativos está buscando a su padre, un roboticista especializado en nanotecnología, que ha desaparecido.
A partir de allí se desata una intriga que involucra a Rame en situaciones de riesgo donde nada es lo que parece. Los virajes de su investigación lo conducirán por caminos inesperados, como la presencia de un dispositivo cibernético apodado el Alquimista y lo toparán con mafiosos, expropiadores y agentes de otros planetas. La trama nos pasea por el paisaje urbano de la ciudad de Mariloc, en el planeta Silwer Duy-ne, una gris y perturbadora posibilidad de nuestro futuro.
En el trasfondo de los acontecimientos se encuentran la lealtad, la valentía, la condena a la corrupción, la recuperación de la identidad robada, la necesidad de respetar la Naturaleza, el absurdo del consumo llevado al extremo, la denuncia de la inequidad y de la codicia que acechan a la Humanidad en su porvenir. La sobrevivencia se juega entre el respeto a los códigos de comportamiento y su transgresión.
En poco más de 100 páginas este ciberpolicial resuelve una historia atractiva, con un estilo que cruza a Bradbury y Asimov con Chandler, en una nueva sintonía.