Es para mí una tremenda satisfacción darme cuenta que mi hija ha captado lo que, a mi parecer, es lo más esencial de la Gestalt. En mi vida yo puse mucho empeño en transmitir mi Enfoque y la Gestalt como algo vivo y útil. Esto ella lo capta desde lo profundo y lo trasmite de una forma creativa. 
Para mí es muy significativo, además, que alguien, más aún una hija mía, haya seguido desarrollando el tema a lo cual me dediqué: La importancia de lo organísmico. Desde otro lado y desde su propia mirada, alude y hace aportes que me parecen novedosos e importantes. 
Ella toca varios temas que conoce y ha estudiado en profundidad y en todos sigue una columna vertebral muy marcada, que es donde pone el acento, y esto es el tema de lo corporal y orgánico, tema que se destaca en cada capítulo de una manera artística, sutil. El mismo sueño que yo trabajé hace años a una paciente y que acá sale descrito, aparece dentro de un contexto orgánico de sensaciones, mar, aguas, emociones, pintura, la corporalidad de la paciente mezclada con el mar de Mármara.
Acá se ve claramente el nexo –cosa que he visto que pocos terapeutas destacan– entre lo corporal y orgánico como primera y última forma de todo proceso de cambio o de Darse Cuenta. 
Es también destacar la vivencia no solo desde la emoción, sino desde la corporalidad, lo que para mí es esencial y algo que muchos olvidan, ya que “es el cuerpo el que está ahí” y es presencia en todo momento. 
Creo que este libro podría ser un importante aporte para terapeutas gestálticos, una guía, en donde puedan ver lo organísmico como motor, no solo en lo que son los síntomas y enfermedades, sino también en el trabajo con Sueños, Darse Cuenta, así como en toda la gama de trabajos existentes en Gestalt. 

Adriana (Nana) Schnake