Por coincidencia de apellido y casi seguro por pertenecer al mismo linaje, me parecía exquisito tener una santa en la familia. Es interesante pensar que un apellido tan italiano como el nuestro, pueda haber tenido su origen en el príncipe Marius de Escocia, que llegó a Italia en el año 800 donde se lo conoció como Marius Scotto (o sea de Escocia). Se suman referencias históricas sobre el padre de la Santa, Marcantonio Mariscotti, que Mugica Láinez cita en su novela “Bomarzo” y el intercambio epistolar con mi padre cuando lo consulta sobre el origen de la cita. El interés se hizo más evidente porque en la referida novela, se recrea toda una época histórica hoy impensables donde las fantasías por un lado y el flagelamiento por el otro, eran realidades culturales. Para culminar, dos de las nuestras nietas llevan el nombre de la Santa: Jacinta (como se llamó en religión) y Clara (como era su nombre de pila). A su vez, el nombre de la primera nieta, -Belén-, que es donde nació Jesús, le da un místico cierre. Mi trabajo, además de los relatos anecdóticos con que comienza, se centra en la traducción de uno de los tres libros que, sobre su biografía, tuve al alcance. Y una última acotación: como Ella lo demostró y como S.S.Pio XII, lo señaló “hoy más que nunca estáis llamado a ser una elite, no solamente de sangre y espíritu, sino aun más de obras y de sacrificios, de realizaciones creadoras en el servicio de toda la comunidad social”. No por nada, Santa Jacinta fue llamada la Santa de los marginados.