Reseñar un libro de cuentos es siempre un intento fallido. No existe reseña capaz de prepararnos para lo que una serie de historias nos deparará. Una recopilación es un acertijo; una riesgosa invitación para que, como la Alicia de Carroll, nos atrevamos a mirar del otro lado del espejo y sigamos el rastro del sueño narrado. Estas páginas me recuerdan un memorable laberinto de espejos. Cada relato refleja imágenes múltiples, dialoga con textos propios y ajenos, nos permite vislumbrar al huidizo autor en un destello y hasta nos confunde, obligándonos a retomar el camino leído. No tienen una salida o una senda única, ya Christian nos lo advertía en su prólogo: “escribir y leer son tareas que implican el mismo grado de responsabilidad…”, cada lector hará su pacto, elegirá sus pasos e intentará salir indemne del desafío. En el camino habrá asesinos imprevistos, hombres metafísicamente heridos, dioses perdidos en su divinidad, mujeres mortales, investigadores atrapados, demonios y hasta un lobo suicida… No se olviden que “encierran todo lo que por ahora quiero decir, aunque mañana ya me arrepienta…”. Bienvenidos al juego.GABRIELA FERNANDEZ CARLINO