“Escribo porque me gusta arder nos dice, y también hay algo del arte de los arqueros: concentración, tensión y disparo exacto al centro del silencio. Solo de conciencia, sus oficios son instantes del alma; serena flauta que recorre laberintos interiores con la lamparilla de arcilla del poema por guía. Y la voluntad en la mano.”Miguel Ángel Federik