Canten al Señor un Canto Nuevo y bendigan Su nombre porque ha hecho maravillas (Salmos 95 y 97) Fatigado de envidiar lejos de su tierra la comida que los jornaleros daban a los cerdos, volvió un día a la casa de su Padre con la sola esperanza de recibir el trato del último de los servidores. Descubrió con asombro que El lo esperaba con una gran Fiesta y las mejores galas, y regalos. (Lc 15:11-32)