Orlando Pérez Aguirre vuelca en esta obra, de manera simple y conmovedora, las diferentes circunstancias por las que atravesó a lo largo de su vida.Relata los difíciles momentos de su infancia en el seno de un hogar humilde, donde todo era auténtico, y se sorteaban las dificultades con esfuerzo y dignidad.Integraba una familia numerosa, con una madre presente y abnegada cuyos hijos lograron superarse y alcanzar metas que podían parecer imposibles. Debió enfrentar obstáculos y padecer numerosas injusticias en el transcurso de su vida de estudiante y en el campo laboral debido a su línea de conducta que nunca traicionó.Enfrentó con entereza distintas circunstancias defendiendo con alto honor sus derechos, sin caer en la obsecuencia. Conserva en su memoria lágrimas fluidas de contenida emoción que superaron la capacidad de su alma para reprimirlas al portar la enseña en los fastos de la patria y escuchar y entonar el canto lírico de nuestro Himno Nacional Argentino.A lo largo de su vida ha sido un hombre aficionado al teatro, lo que le permitió disfrutar del desempeño tanto de consagrados intérpretes como de elencos de aficionados, lo que demuestra la profunda sensibilidad del autor de esta obra, reflejada también en sus versos.Tuvo el privilegio de nacer en Tucumán, la cuna de nuestra Independencia, y en esa provincia fijó profundamente sus raíces.Orlando Pérez Aguirre es fundamentalmente un hombre de bien, en una sociedad en la que se fueron perdiendo valores fundamentales como el respeto, el amor por la familia, la dignidad en el trabajo y en los diarios aconteceres…Las personas de su época recordarán haber vivido parte de la historia que él conoció y relata. Los más jóvenes, tal vez sorprendidos por su narración, ahora la conocerán.Como dice en su libro: “Trabajo y estudio fue el lema de toda mi vida”.Jorge Luis Borges, en su poema Everness, ha dicho: “Sólo una cosa no hay. Es el olvido”.No habrá olvido para la vida y obra de Orlando Pérez Aguirre.María Antonieta Galati Correctora literaria