Ya nadie pone en duda que en los últimos decenios y en todo el mundo, se ha acentuado la pobreza de los más desfavorecidos mientras la riqueza de unos pocos ha aumentado de manera vertical. También es unánime en la opinión pública el incremento de ciertos males sociales como la delincuencia en general, incluyendo los asesinatos sin causa aparente o por razones políticas, religiosas o hasta para cometer pequeños latrocinios, el tráfico de drogas, de niños y adultos, de órganos humanos, de armas para guerras más crueles que las que había conocido hasta ahora la humanidad. ¿Estos males tienen su raíz en la voracidad de unos pocos y la indefensión de las víctimas? ¿Es insuficiente la llamada democracia para hacer frente a una situación cada vez más alarmante? Estas son algunas de la preguntas formuladas en esta novela que es el relato de una estafa cometida por un poderoso especulador contra los habitantes de una villa miseria.Sus personajes son tan reales como imaginarios. Reales, en cuanto puede encontrárselos en cualquier barrio de Buenos Aires o de tantas ciudades o campos del mundo. Imaginarios, en tanto no existen ni existieron más que en la ficción. Una estafa, dos asesinatos y un secuestro cometidos por quienes se creen protegidos por la impunidad del poder, con el único fin de incrementar la riqueza de quienes poseen tanta como para alimentar a los hambrientos de todo el planeta.La gran ambición de revertir esta situación y reparar los daños de que son víctimas los desvalidos conduce al sacrificio de más de una vida. Quienes se atreven a enfrentar a los poderosos ponen en peligro su vida, su integridad física y su integridad moral.La novela reúne un conjunto de personajes a quienes, de un modo u otro, incumben los hechos narrados. Sus conflictos, sus aventuras detectivescas y sus actitudes, distintas pero siempre humanas, forman la amalgama de una sociedad carcomida por la corrupción, pero que conserva la frescura de la esperanza.