Cuando la tristeza desborda, las decisiones se condicionan y se resienten. Cuando el miedo invade, la brecha de la libertad se acorta y los errores se tornan cada vez más frecuentes. Sin embargo, debemos respirar esa sintonía y amigarnos con la desdicha haciendo conscientes ese tramo del camino, evaluando sus posibles causas y previniendo, de ser posible y a tiempo, consecuencias irremediables.A veces, lo mejor será retirarnos a la soledad del exilio, al refugio interior cuando esta alternativa se nos presenta como la única opción para no generar más sufrimiento, para estar a salvo del desamor, para estar en paz. El libro intenta reflejar ese escenario.Los desencuentros de los personajes los van llevando por caminos sin salida, por peligrosas escapatorias que incluso se prefieren al hecho de saberse presos de la pérdida de libertad.En Caída libre, la protagonista debe elegir la alternativa menos perjudicial. Paradójicamente arriesga su vida en pos de su dignidad, en pos de su supervivencia aunque sus decisiones traigan aparejadas otras tantas, siguiendo el principio de la correspondencia con la que el KYBALION, que da cita al libro, nos sacude desde antaño.