El autor nos lleva por un viaje a través de estrechos senderos, caminos riesgosos, atajos a punta de machete, para vislumbrar el horizonte a mar rugiente. La aventura del viaje intelectual vale la pena haberla emprendido. Al final parece haberse comprendido el propósito entre muchos sobreentendidos: la “ideología” no ha muerto. La ideología está velada, enmascarada o semioculta, pero siempre presente entre nosotros.
“Crítica de la Razón Ideológica” no es un libro complaciente pero sí esperanzador. Como se sostiene en una parte de la obra, no todo depende de nosotros para que las cosas sucedan, pero hay una ventana que se nos abre de tanto en tanto y que el autor llama “el entresijo de la historia” esa oportunidad única y favorable que hace que podamos llevar adelante nuestra utopía, que no es otra cosa que una ideología de la esperanza de cosas mejores.