El autor nos exhibe, descarnadamente, la estoicidad con la que Juana de Arco afrontó el suplicio, y cómo transcurrieron los últimos días de su corta vida. Exhibiendo un amplio conocimiento del tema, Colapinto no se queda en el simple relato de los hechos, sino que enfoca su trabajo desde un punto de vista sociológico-político. Así, entre otros argumentos, sostiene la tesis desarrollada por Maurice Drouzy, en el sentido que la Doncella de Orleáns, más allá del inicuo proceso judicial que la condenó, fue víctima de otro tipo de persecución: la del género femenino, “sacrificado a través de los tiempos por la sociedad. Por todas las sociedades; la de ayer y las de hoy”.La obra, que encierra un lapidario ataque contra el sistema judicial y los magistrados que condenaron a Juana, rememora que en el propio proceso de su rehabilitación se hace referencia tanto a la estulticia como a la perversidad de quienes la condenaron. Y asimismo al servilismo que exhibieron estos últimos hacia sus amos extranjeros. Enarbolando justamente el affaire Jeanne d’Arc como símbolo, el autor dedica la obra que ahora presentamos “a todos los seres víctimas de la crueldad, la intolerancia y el prejuicio. A todos ellos. Y no solamente a los humanos”.