“El sol se levantó sobre el horizonte y contrariamente de lo que era lógico esperar, la realidad no se instaló. Aquella mañana, las regiones del planeta que normalmente debían permanecer en la oscuridad de la noche estaban tan soleadas como aquellas en que el día ejercía todos sus derechos”.Los veintiséis relatos que componen esta compilación abordan, sin orden preciso, temas disímiles donde se cruzan crímenes irresueltos, nupcias premonitorias de calamidades, herejías religiosas, acoplamientos aberrantes, alusiones históricas, travesías iniciáticas, procesiones estrafalarias, en un universo donde el tiempo y el espacio son maltratados hasta los límites cuánticos de lo que no tiene sentido. Un mundo de personajes en su mayoría tortuosos o caricaturales, acechados por vagas angustias, y que tratan de sobrevivir a la crueldad de situaciones absurdas e imprevisibles no exentas de sarcasmo ni de humor negro. Un mundo obsesivo y tan inhabitable como “la vejiga de una rata deshidratada”.La economía en las descripciones, los juegos formales, las digresiones contingentes y la voluntad de no dar tregua al lector habituado a refugiarse en “el calorcito de sus mundos congruentes”, exacerban el propósito de revelar que, a menudo, aquello que comúnmente llamamos realidad, es más sospechoso de lo que suponemos.