Marisel debe tomar una decisión.Con sus 50 años recién cumplidos se encuentra, como tantas veces antes le ocurrió: parada en una cornisa, en un borde, viéndose obligada a elegir.Llega un momento en que todos tenemos que tomar postura. Decidir si estamos de un lado o del otro. Sobre todo cuando la elección implica la vida misma.Seguir viviendo. ¿Cómo? ¿Igual que antes? ¿Mejor? ¿Acompañada o sola?Morir en vida. ¿Vegetar? ¿Ser títere de las elecciones de otro por no tener el valor de tomar decisiones propias? O simplemente por no poder hacer otra cosa.Morir en serio. Dejarse morir. Entender que la vida dejó de tener sentido y ya no vale la pena seguir penando.Tal vez no son éstas las únicas opciones que quedan. A lo mejor se pueden inventar otras. Por ejemplo: empezar de nuevo. Capitalizar lo vivido hasta ahora y tomarlo como un trampolín hacia lo que quedó por vivir, hacia los sueños no cumplidos, hacia los proyectos postergados. Renacer.