Nació en Bs. As. y creció en La Pampa.
En este libro la autora se atreve a contar los dolores, sufrimientos y angustias, que vive una niña violada desde los seis hasta los once años.
El abuso sexual es una marca imborrable y este libro trata de llevar al lector a recorrer los caminos que Norma, abusada, tuvo que transitar.
Ojalá sirva de guía a padres y maestros para detectar el horror que se vive y no se puede contar.
Un niño disperso, desatento, que no entiende no es un niño enfermo, puede ser un niño violado. Y ojalá los jueces entiendan que esto puede pasar en cualquier lado y los violadores pertenecen a cualquier clase social y, generalmente, están dentro del entorno familiar.
Los chicos no denuncian por miedo, porque los convencen de que la culpa es de ellos, no puede ser que la víctima tenga que tolerar que el victimario cumpla penas leves y muchas veces vuelven a violar o a matar.El grito silencioso de Norma dice:
“Señores jueces,
por favor protejan la infancia,
no encadenen las alas
a nuestros niños”.