La espontaneidad de sus gestos, la sencillez y llaneza en el trato, su equilibrio para apreciar hechos y juzgar hombres, la seriedad en todos sus actos, su inagotable dinamismo, la entereza frente al dolor, todas estas cualidades, unidas a una auténtica y bien probada sensibilidad popular, explican en gran parte esa suerte de inmediata comunicación que parece crearse entre Gabrielli y la gente apenas entran en contacto. Pero, no obstante, hay algo en su persona difícil de explicar. Imponderables que resultan inasibles para el lenguaje. En el ambiente teatral se dice de quienes tienen una virtud especial, que no puede ser explicada considerando atributos fácilmente perceptibles, que tienen “ángel”. Tal vez trasladando esta idea al campo político se halle explicación para el atractivo que el ingeniero Gabrielli parece ejercer sobre quienes lo tratan o simplemente lo ven. O, señalando, tan sólo, que sería dueño de un carisma por efectos del cual el ingeniero Gabrielli es simplemente “Don Pancho” para muchos mendocinos. Acertada descripción de la personalidad del gobernador –publicada bajo el título “Personalidad del ingeniero Gabrielli”, en el diario “Mendoza” del martes 19 de Agosto de 1969–, podría ser utilizada en cualquier momento anterior y posterior de su vida. Don Pancho poseía una seducción personal que le granjeaba afectos y amistades.