Flor Sin Tallo
La curva del flequillo loco que caía en su frente, arriba de sus cejas que se arrugaban cuando no entiendía bien algo.
Se pidió helado de limón al agua, no toma leche de vaca, y le gusta el aroma de la albahaca.
Me dijo que buscaba liberarse de sus miedos, y quise ayudarla, así que la besé para ver si le gustaba, pero no me dijo nada.
Se adelantó saltando y le miré las piernas chuecas con cancanes blancos llenos corazones, quise correr trás de ella pero me quedé quieta, al lado de una vieja que hablaba a los gritos con su nieta.
Me llamo Flor Sintallo me dijo al oído, y no lo entendí hasta ayer. No se aferra a nada, pero yo sé que le cuesta aunque igual lo intenta.
Le gusta llorar frente al espejo, bailar en medias, quedarse en tetas, jugar con tierra, acariciarse la cabeza.
A mi me gusta tenerla en cuenta, aliviarle los doleres que la aquejan, darle el espacio para que sea lo que ella quiera.
La chica del alma florida.
(Florencia A. Nogués Vega)