Niña inquieta y preguntona, nacida de una familia pobre.
Desde muy chica se preguntaba que hay algo más para ella;
Muy sensitiva y muy capaz de cualquier cosa que se proponga,
Soñaba como toda joven encontrar su príncipe azul, pero eso en todos lo tiempos fue difícil 
Y más con su condición de pobre y no muy agraciada, que jugaba en su contra.
Un día mamá, me vio muy triste y me preguntó cuál era mi pena.
Y yo no supe responder a su pregunta porque no sabía la razón.
Madre inteligente, debió sospechar que estaba enamorada de algún chico, que con tristeza me miró y me dijo “No te preocupes mi hija, tu destino no esta aquí, por aquí los hombres son machistas, malos, no aprecian a la mujer, te mandaré con tu tía en Buenos Aires, tal vez te sople otro aire y puedas encontrar tu destino; eres una chica muy buena y muy capaz, confío en ti que sabrás hacer con tu vida lo mejor”.
Y emprendí mi exilio en la Argentina.
Con solo 17 años empezó mi calvario, sola sin ningún cariño de mi familia, inexperta en todo, vivía con mi tía que siempre lloraba su pena porque se le había muerto una hija de tres años y el marido siempre estaba ausente, hacía mucho frío en aquel entonces se congelaba todo y yo solitaria dormía en un catre de loneta, lloraba toda la noche, rezaba a Dios y le pedía protección.
Pasó el tiempo, me adapté y empecé a trabajar.
Primero, de niñera, después de costurera, muy pronto cambié en todo, me puse más linda y más segura. Con muchas esperanzas de que mi vida cambiaría era capaz de cualquier cosa que me propusiera, un día se me ocurrió ser peluquera y ahí nomás fui a estudiar y en un año me recibí y peiné en las mejores peluquerías del centro.
Y cambió toda mi vida.
Conocí a mi marido, muy pronto me case y me hizo dejar todo mi trabajo por que era muy celoso, tal vez porque era de origen musulmán, siempre me decía que la mujer no podía trabajar afuera porque tiene tentación de ser infiel y así me pase sometida a el durante cuarenta y tres años hasta que falleció.
Dicen que las viudas suelen tomar caminos nuevos para disfrutar su condición de mujer libre y a mí se me ocurrió escribir porque siempre supe que algo me faltaba y le pedí a Dios que me ayudara y así nació mi condición de escritora.