En el libro Masoterapia Anma Zen Shiatsu, de la Vida Invisible preguntaba: lo que no se ve, lo que no se toca, lo que no se oye ¿dónde ir a buscarlo? 
La respuesta es en la naturaleza de las cosas.
El hombre primitivo, para sobrevivir, tenía la necesidad de observar, comprender y conocer la naturaleza así como también las leyes que la rigen, a fin de poder obtener beneficios, prevenir catástrofes y evitar peligros. 
En principio esta fue la razón por la que hace más de dos mil años los antiguos sabios chinos buscaron las causas que les permitiera explicar las fases del cambio en la naturaleza.
Comenzaron con la premisa de que éste ocurre de una manera ordenada y previsible, contemplando la naturaleza vieron que las estaciones se sucedían en un ciclo ordenado, de la misma manera el crecimiento y desarrollo de los seres humanos también tenía lugar de una forma similar, desde la infancia a la pubertad, la adolescencia, la edad adulta y la vejez.
Concluyeron que la mutación no era algo que se producía al azar, sino un proceso ordenado, en una evolución sistémica.
 En consecuencia formularon la Teoría del Cambio y la llamaron Cinco Movimientos Elementales que describe las relaciones entre el macrocosmos y el microcosmos humano, en sus características dinámicas, sus movimientos y en su transformación.
Concluyeron “La perfecta armonía en forma de maravillosa salud es el fluir natural del ser en concordancia justa con las leyes universales”.
Igual que la mayor parte del pensamiento oriental, esta teoría refleja la capacidad para clasificar los fenómenos y al mismo tiempo mantenerse flexible. 
Es fundamental para abordar un tratamiento basado en los Cinco Movimientos Elementales, tener en cuenta de que es algo “diferente” y al decir que es diferente me refiero a que se trata de un concepto diferente, de una filosofía diferente y de técnicas diferentes a las de la masoterapia común.
Aporta al terapeuta herramientas importantísimas gracias a su visión totalizadora e integradora del hombre de gran valor práctico y al mismo tiempo espiritual. 
Como modelo homodinamico de totalidad, le permite contemplar la relación entre su propia vida y valorar con un espíritu no crítico, el equilibrio relativo entre sus distintos componentes y actuar de tres maneras interconectadas: mejorar un diagnóstico físico preciso; facilitar un modelo global y tratar al receptor a nivel físico, emocional y espiritual profundizando la propia percepción filosófica.
“El cielo, la tierra y yo vivimos juntos y todas las cosas y yo, formamos una unidad inseparable”. Zhuangzi. Filosofo chino de las Cien escuelas del pensamiento.