Cumplidos 86 años sentí necesidad de hacer mi balance. Estoy convencido que no alcanzaré a ver a mi país renacer de sus cenizas, dada la profundidad de su crisis, a mi juicio debida a la carencia de planificaciones que logren erradicar males persistentes. Algunos sabrán que soy médico especializado en Salud Pública y Administración Sanitaria.
He tratado desde esas ópticas mejorar la Calidad de la Atención de la Salud y he accedido a cargos y funciones en los tres subsistemas que existen: Estatal, Seguridad Social y Privado. Siempre por concurso, convencido que para ocupar espacios laborales se debe demostrar fehacientemente que se cuenta con IDONEIDAD, exigida por nuestra Constitución Nacional.
En este ensayo hago un repaso de mi activa formación laboral y profesional. Ubicándome al inicio como usuario de la atención médica, señalando sus falencias,  para cerrar estas páginas con conclusiones y propuestas “… para mejorar la atención médica sin morir en el intento”.
Podrán comprobar que ha pesar de los escollos he logrado resultados positivos en las áreas de desempeño y no he muerto en las batallas.
Seguramente me ayudó alcanzar algunos éxitos mi terca necesidad de capacitarme y reconocer mis niveles de competencia, mi rebeldía frente a la corrupción y a la incapacidad observada, que me enfrentó varias veces con los niveles de conducción, en general políticos y casi sin morir en el intento”.