Desde hace más de un siglo y medio no son pocos los que intentan desvelar qué hay por debajo de la política. A juicio de algunos, el enfrentamiento de las clases socioeconómicas. Según otros, el sempiterno conflicto racial. Frente a todos los “maestros de la sospecha”, que han intoxicado a tantos militantes, el autor nos propone una operación que para nuestra cultura ya resulta de carácter contraintuitivo: los cimientos ocultos de la política son también politicos. Tienen que ver con realidades como orden, organización, élites, aparatos, coacción, discursos legitimadores, etc,. que no desaparecen. Estas realidades no determinan per se la conducta de los actores políticos, pero sí la condicionan, resisten, limitan, encauzan o refractan, porque no son opcionales. Valen tanto para las monarquías tradicionales como para los regímenes marxistas-leninistas. Y contra ellas se estrellan todas las utopías despolitizadoras, las más recientes de las cuales han sido alumbradas por la ideología cosmopolita y “progresista” dominante en las últimas décadas. No nos engañemos: la historia, y con ella la política, han vuelto.