Somos una nación que ha venido inicialmente superando las mochilas de un país trastabillado heredado de la oprobiosa dictadura franquista y del sucesorio hispánico capaz de albergar a los descendientes hermanos de una Catalunya revoltosa, países vascos y una Andalucía multicolor y una geografía comprometida con la historia pueblos libres al servicio de los derechos humanos individuales esenciales.
Como podríamos habernos formado dentro de una nación con altos índices de avances políticos, culturales, científicos de profunda penetración ideológica importado de España y países como Francia, Reino Unido, Alemania, Austria y Países Bajos y otros países de la Unión Europea.
Formamos el Virreinato y fuimos aliados mientras Napoleón arrasaba España, sufrimos dictaduras como las de Quiroga, Lavalle, Rosas, los López de Santa Fe, y fuimos capaces de formar un demócrata como Martin Güemes defensor de la causa del pueblo y patriotas como Urquiza, Belgrano, San Martín y los demás padres de la patria.
El populismo despótico luego años de dictadura e interrupciones de las Fuerzas Armadas y su exilio en la España franquista y a través de sucesivos golpes de estado provocados desde el exterior con personajes intermediarios y ya con Perón en el país, conformaron grupos enemigos del mismo, formaciones especiales y reclutamiento de agrupaciones subversivas y corte mafioso, luego fortalecido con el acople de teólogos del terrorismo armado, hasta conformar un Estado Burocrático Autoritario enemigo de la democracia fruto del anarquismo federal, organizaciones sindicales mafiosas, izquierda y extremo derecha alucinados grupos pseudo científicos y subversivos militantes que enfrentados al Estado Nacional para disolverlo y empujarlo a formar parte de la anarquía planetaria promovida por el narcotráfico y el terrorismo disolvente decidido a retornar a los pueblos a los orígenes de la tierra para facilitar su explotación.