Malvinas es una causa nacional y constituye uno de los temas más sensibles para el pueblo Argentino. Por ello, no obstante las particularidades del escenario de la guerra y de los primeros lustros de la posguerra, el abandono que los excombatientes sufrieron por parte del Estado y de un gran sector de la sociedad resulta difícil comprender. 
Los soldados que marcharon a la guerra y que lucharon y se inmolaron por una causa patriótica, lejos estaban de suponer que este hecho se vinculaba a una estrategia para sostener al régimen militar, ni que la derrota abriría el camino a la democracia. Protagonistas de sucesos que no decidieron, terminaron pagando un costo demasiado alto: muerte, proyectos de vida frustrados, traumas y problemas de salud que se extendieron en el tiempo.
Sin embargo, aún en circunstancias adversas, los excombatientes encararon una lucha por encontrar formas de organización, para brindar asistencia y contención social a quienes estaban en condiciones de mayor vulnerabilidad. 
De esta manera, las Asociaciones se constituyeron en una “trinchera” desde donde los excombatientes comenzaron a recorrer el largo y difícil camino, para alcanzar derechos y obtener alguna forma de reparación económica. Esa otra batalla tenía como objetivo lograr el reconocimiento histórico de una sociedad dominada por la indiferencia y, lo más complejo, luchar contra el estigma dejado por la Guerra, avanzar en la configuración identitaria y en la construcción de la memoria colectiva.