El poemario organizado en cuatro capítulos, inicia un recorrido con la denominación que da título a la obra. El recorrido urbano y cotidiano de este primer segmento incursiona en las “dificultades de las emociones y sentimientos” para abrirse paso en la rutina insulsa y agobiante de las vidas con destino previsible. En el segundo, un testigo inquietante y omnipresente, parece custodiar la turbulencia de los amores efímeros. El soneto se abre paso entre el “rumor de olas”. En el tercero habita la poesía del milagro cotidiano, la calidez hogareña o la compañía de todas las horas. Por último, la incertidumbre y la fatalidad del misterio americano abraza el territorio de la poesía que se sella con los proféticos y agónicos versos.
En un mundo de asechanzas permanentes, donde todo es urgente, y todo debe ser útil; regresar al paradigma del romanticismo del SXIX, puede ser un viaje de renovación y esperanzador. Sobre este eje gira Muchachita, desde el primer capítulo que encabeza el poemario, y a lo largo del recorrido que la lleva a anclar en la elegía de la mítica miliciana argentino-cubana.