Poco sé de la escritora que celebran las páginas que componen este libro. A decir verdad, no conozco su rostro ni he escuchado su voz verdaderamente. Solo la he visto entre sus líneas, entre sus versos escritos, al inicio y al final de sus cuentos. Mas leerle es mirarla de frente. Es de aquellas escritoras que en sus líneas posan su mirada. Leerla es conocerla. Entre sus rimas se adivina su voz, que entre sutil y certera nos convoca a contemplar el mundo según sus ojos, buscando la risa entre el arcón de un pasado, para sanar, si es necesario, las heridas de un presente. ...Esa catarata de carcajada cristalina. Ese masaje para almas decaídas. Ese jarabe multiuso, la risa. Si no la encuentras porque tienes el alma entristecida, búscala en el arcón viejo de las memorias divertidas, pero por nada dejes olvidada tu risa...¨ (fragmento poesía de la autora) Milena desenreda el mundo a fuerza de sus versos. Entre ellos esconde una profunda vocación sanadora. Tenaz al buscar la rima y la palabra exacta,por componer siempre la imagen diáfana que refleje su ternura, su ímpetu de querer a toda costa. Nos comparte un mundo complejo, una visión completa y madura, con sus panes crujientes, sin ignorar los banquetes quemados ni despedidas anticipadas, y aún menos lo que se esconde bajo los puentes. Mas le alcanza un colibrí y un zorzal para refundar la esperanza y celebrar reiteradamente la vida. "Volarás como vuela el colibrí que busca la flor en el rosal; serás como el suspiro de la brisa cantando notas de un coro angelical. Y si quieres mi tristeza consolar, no tienes más que hacerme oír el canto del zorzal." (fragmento poesía de la autora). Es una escritora refrescante, aun cuando por debajo de las palabras sus versos hierven, las imágenes salen a flote para sin permiso robarnos la mirada, para en voz baja al oído, prometernos la llegada de un ángel sin alas.