En el año 2002 Uruguay recibe los coletazos de la crisis económica en Argen-tina. En ese marco crítico de la situación, Manuela y su esposo Hildemar, observan el derrumbe comercial de sus dos autoservicios que tenían en Montevideo.
Buscan alternativas para saldar cuantiosas deudas contraídas con proveedores. Los caminos de financiación están cerrados por altos intereses que piden los bancos por préstamos. Venden parte de sus autoservicios para saldar sus compromisos. Manuela y su esposo entonces buscan en el balneario de Chihuahua, próximo a Punta del Este, un lugar despoblado y sin servicios esenciales en ese entonces, una riesgosa posibilidad de salir del atolladero. 
Allí se instalaba ella, con un pequeño almacén, sola, con mucho miedo y con gran incertidumbre sobre los resultados del emprendimiento. Era solo una tabla de salvación a la que se aferraron ambos. Manuela nos describe su historia de vida en el lugar. Demuestra con entereza, coraje, mucho temple y ganas de superación, como pudo recuperar con esfuerzo y sacrificio personal, parte de lo perdido.
También nos introduce en el fascinante escenario que ofrece el balneario de Chihuahua para vacacionar, en sus hermosas playas del este de Uruguay, donde se practica la vida naturista y a la que concurren cada vez más los turistas amantes del nudismo.
Su objetivo final es aportarle al sitio su voz promotora, al desarrollo del turismo naturista, en un espacio donde las personas amantes de esta forma de vacacionar, encuentran el ámbito amable, amigable, respetuoso y respetable para gozar del nudismo dentro de un bellísimo marco natural de playas, mar, arroyo y bosques de pinos y acacias.