El arte es ‘cosa’ (Aristóteles). Todo lo material que se ve, o el invisible pensamiento son cosa. Dios, no es cosa, dijo, pero si es un pensamiento, idea o sensación, también es ‘cosa’.
El Arte puede ser material, plástica, o inmaterial, como la literatura, la poesía, que debemos leer o escuchar, pero no tocar. El libro impreso no es arte; se transforma en Arte al imaginar cuando se lee, como frente a una pintura, arquitectura, escultura, distinto a la emoción al escuchar un sonido o una multitud de ellos conformando una sinfonía.
El intelecto actúa, discierne, separa y une. Da valor y dimensión a las cosas. De una Ópera, gustamos más del primer acto u otro, preferimos a la soprano por sobre las otras voces: la Netrebko a María Callas o a Victoria de los Ángeles. 
Arte por arte, elegimos la que más nos gusta y aquellas de las que tenemos mayor conocimiento. Aunque la obra sea exactamente la misma, nuestra mirada será distinta. Si es en arquitectura, admiramos la catedral de Barcelona a la de París. Damos valor a una piedra o un metal por su utilidad, aún cuando la naturaleza no hace diferencias. La mirada del hombre cambia el valor de la cosa.
¿Arte es lo que nos gusta, cuando sobresale de entre las que el hombre hace? Especialmente cuando la `cosa Arte’ sirve no solo para cobijar, sino para agradar en el lugar donde uno se resguarda. ¿No es lo mismo rezar en el desierto, en un galpón que en un monumento gótico? ¿Quién ve la diferencia? ¿Dios o el hombre?
El hombre enjoya el ámbito donde vive, perfecciona la palabra con que se expresa, se rodea de colores y las formas que admira, porque no todos tenemos la capacidad de crear o emocionarnos ante lo que llamamos Arte. Alguna vez fue considerado innecesario, pero sirve para competir. Hasta los primates y las aves pueden crear lugares bellos para descansar en felicidad o atraer a su pareja…
Desde otro punto de vista, el Arte es lo que realizan los artistas, mientras que el resto somos expectadores de esa realidad artificial que nos hace placentera la existencia. La metáfora puede ser sencilla y profunda; sencilla para un Miguel Ángel o un Leonardo y otros muchos, porque todo está a la vista; u oculta, si se expresa en las obras musicales que deben se ejecutadas en cada ocasión para ser percibidas y gozadas.
Porque el artista, consciente, o no, es el que revela el esplendor de la Verdad Interior y el Bien esencial del Ser. –TAO.