El pueblo de Chacras de Coria se fue yendo de a poco. Recuerdos y memorias se enredaron en toques de acuarelas literarias, que tienen para la autora, el mismo trazo leve y etéreo de la acuarela plástica. Esas memorias, desdibujan la realidad, y evaden la tensión de una estructura narrativa armada. No llegan a ser vibración cromática, sino tan sólo, sospecha de arco iris.