¿Por qué lo escribí?
Porque encontré en el Alambrador (un hombre común, como todos nosotros, autores y lectores), al argentino trabajador que, desde el silencio y el anonimato de la historia, construyó su propia historia a la cual nosotros ahora, sin olvidarnos de San Martín ni de Roca, ni de Sarmiento, pondremos en su justo lugar a este arquitecto de nuestra nacionalidad.
Él marcó los límites, pero para hacerlo, su coraje, su entrega y su honestidad, no tuvo límites.
El Autor