Ariel vive una vida oscura y sin sorpresas que detesta. Alguna vez ha pretendido discutir con su destino y acaso sublevarse, pero su mujer lo ha bien aconsejado: Un trabajo sin sobresaltos y un sueldo puntual debería tranquilizarlo.
Cuatro viajes por día en transporte público y ocho horas en una olvidada oficina pública. Allí comparte, con dos desconocidos que han envejecido con él, interminables jornadas de rutina y aburrimiento. Sin embargo, algo está por revelarse.
Las noches en soledad, cuando su mujer ya duerme, Ariel encuentra el único momento para liberarse y ser auténtico. Una y otra vez regresa a ese oscuro estante de biblioteca que tras algunos libros esconde un amor del pasado atragantado de culpas, un secreto de décadas que paradójicamente es quizá lo único que sostiene su existencia. Una antigua caja de habanos devenida en urna contiene y confina su amor ¡Tal vez un último acto pueda redimir su vida!
“Las Formas del Olvido” narra la existencia de un hombre común que deja de serlo sin posible retorno. Lo cotidiano y rutinario es revisado en primera persona, a veces hasta el grotesco, poniendo en tensión algunos supuestos básicos que interpelan al lector y lo invitan inevitablemente a tomar posición.