Estos cuentos nacen desordenados porque el pensamiento, la observación, las situaciones o cosas que despiertan nuestro interés a la hora de escribir no están programadas. Surgen. Por estos cuentos pasan situaciones sociales, algunas de ellas atravesadas por la pandemia, momentos de alta tensión psicológica, recuerdos que vuelven a aparecer, relatos con narradores curiosos, otros que aluden a autores conocidos.
No hay personajes absolutamente buenos o definitivamente malos. Las cosas y las personas tienen claros y oscuros. Sus vidas transcurren entre cielos e infiernos personales o familiares. En esa zona de grises nacen la mayor parte de estos 32 cuentos que aparecen en este libro. Lo demás, es la interpretación del lector, cómplice necesario para que este libro tenga vida.