“Como del cielo somos, también en la Tierra estamos...” Ángel Hamshelb.
“...Nosotros, como ustedes, somos semillas de nuestro Padre, el Creador de Todo, por todo y para todo. Echamos raíces, con el crecimiento aprendemos y como retoños jugamos con la brisa, la frescura del agua y la caricia del viento. Luego seguimos creciendo hasta alcanzar la luz y, con nuestras ramas, que serían nuestras alas y para ustedes sus brazos, nos acercamos a la vida misma creadora de nuestro Padre. Cuando ya forjamos sombras, es que ya estamos listos y crecimos lo suficiente para abrazar al prójimo con nuestras alas y sus brazos. En ese tiempo de madurez inmadura, de ayuda con ayudas y fortaleza fortalecida por la sabia esencia de nuestro amado Dios, es el momento en el que estamos listos para converger entre ambas partes...” Ángel Abealel.
“...Nos encontramos aquí en el borde del alba, con la paz de las estrellas, la dulce caricia de la luz de la luna que los abriga en las noches, hace que despleguemos nuestras alas para acercarnos a esas pequeñas luces, para abrazarlas y estimularlas con el amor y la suavidad de las manos de nuestro Padre…” Ángel Abealel. 
“...En los tiempos que corren, en esta tormenta de turbulencia de ideas mal administrada por el hombre, destruyen el proceso mismo natural de cualquier alma o ser vivo. Entonces en este día, que ustedes por mayoría, festejan el nacimiento de Dios en su Tierra, no pueden oscurecer la mirada de lo que hoy está sucediendo en ese Planeta. Los hombres y almas iluminadas, que luchan a favor de cualquier expresión de vida natural bajo las Leyes de la Creación otorgadas por nuestro Padre, son los faros que iluminan las costas para que se acerquen todas aquellas almas que abrazan la vida por sí misma. Entonces si hace más de dos mil años el Hijo de Dios nació como hombre, no pueden permitir que se interrumpa la vida de cualquier ser que quiere prosperar, como espíritu y alma en su Tierra…” Ángel Ariél.
“...La Tierra no es del hombre, la Tierra es de Dios y el hombre es un milagro creado por nuestro Dios para que ame esa Tierra…” Ángel Rohabels.