PANEL DE AUTOR - Ingrese desde su libro en la Librería Online
Logo Dunken Stand en la Feria del Libro
Siempre al servicio del autor
Buscador Publicar mi libro
67 Poemas y una Apostilla sobre Poética y Semiótica
Roberto Ernesto
ISBN: 978-9878522586
EDITORIAL DUNKEN
COLOFÓN: 2022-09-28
128 páginas
Ensayo Literario


$4000
u$s40.00
Sinopsis

Conforme el diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje,  de O. Ducrot y E. Teodorov (19ma. edición, Edición Siglo XXI, México 1997), la semiótica o semiología tiene por objeto estudiar los signos. Más allá de ello durante mucho tiempo se la confundió con los signos del lenguaje humano. Pero esta ciencia se constituye como independiente por obra del filósofo norteamericano Charles Sanders Pearson (1839-1914), filósofo que la describe en esta forma. Se trata de un Signo, o Representamen, que nos viene a poner en presencia o ante los ojos a un Tercero, en este caso llamado a un Objeto que, a su vez, entra en relación con un tercero, aquí llamado Representante, constituyendo así una relación tripartita; Signo, Objeto e Intérprete (de ese Signo). Para este filósofo hacer uso del pensamiento quiere decir transferir el significado de un signo al sucesivo. Y Pierce nos da una hermosa y ejemplar demostración: El niño llora en la cuna porque tiene hambre, sin saber que por tal necesidad o deseo insatisfecho se desencadena otro signo que es llorar. Él escucha que llora, y la madre para atemperar ese estado desagradable del hijo le da de comer o de mamar, ya que eso era lo que su hijo le demandaba. Pero el niño crece y aprende el significado de ese signo, el lloro, y como ahora puede mentir, y aprender a manejar la comunicación autocontrolada, y que, además, le da acceso a dialogar consigo mismo. Como dice Carlos Sini, a quien cita en su introducción la traductora del texto inglés al italiano, Dra. Susanna Marietti, de la obra de Charles Sander Pierce PRAGMATISMO E GRAFI ESISTENZIALI (Editoriale Jaca Book, Milano, prima edizione italiana, ottobre, 2003, p. 22 y ss.): “Los objeto, es decir, sus identidades y los signos que los significan, no emergen dentro de una imaginaria historia de la matemática, del lenguaje o de la escritura; emergen dentro de prácticas determinadas, cuyo sentido está cada vez circunscripto por los límites, por así decirlo, trascendentales, es decir, constitutivos de la práctica misma. Límites a su vez constitutivos de los objetos que de ella emergen y de los sujetos que, inscribiéndose en esta práctica, reciben de rebote una imagen del mundo, esto es, una mente” (C. Sini, La scritura e il debito, conflitto tra culture e antropologia, Milano, Jaca Book, 2002, p. 33). Vemos, pues, que se pueden observar tres tipos de signos de naturaleza muy diversa […], los signos del primer tipo representan los objetos en su primariedad, y ofrecen el significado de los términos. Los signos del segundo tipo representan los objetos en cuanto existentes, esto es, receptivos,y por consiguiente también en sus reacciones. Ellos suministran el carácter asertivo del grafo. Los signos del tercer tipo representan objetos en su carácter representativo, vale decir, en su “terceridad”, y en torno a ellos, son los que rotan o giran en todos los procesos inferenciales. En realidad, han sido las consideraciones en torno a las categorías en enseñarnos cómo construir el sistema de grafos (C.S. Peirce, Categorie, Roma, Bari, Laterza, 1992, p.69).

 

 

 

 





COMENTARIOS SOBRE EL TÍTULO (por favor, no realizar consultas por este medio)