Sabemos de la importancia de la escucha en nuestras vidas y lo enriquecedora que puede ser cuando ella es noble en su intención, cuando pierde la vergüenza, cuando “habilita a la vida”.
Estas líneas son para todas aquellas personas, conocidas o no, que han deseado entregar su vida por una verdad más alta dentro de una institución porque confiaron con una ternura genuina en ella y, aunque a veces la vida institucional los haya quebrado en el vínculo con la Verdad, por respeto a cada uno de ellos y por aquellos que aún sufren en silencio y también con pesar, con dolor, quiero hacer escuchar su grito, su voz.