Jesús fue reconocido por sus contemporáneos como maestro. Ahora bien, para los cristianos no fue un maestro más, sino el Maestro por excelencia, dado que vino a transmitirnos el mensaje definitivo de parte de Dios (Hebreos 1:1-2). De allí que todo maestro de la Biblia deba ser antes que nada un discípulo de Jesús, el Maestro de maestros. Esto ha motivado al autor a escribir cuarenta meditaciones bíblicas sobre hechos y enseñanzas de Jesucristo, tal como aparecen en los evangelios y especialmente relevantes para quienes enseñan las Sagradas Escrituras. El objetivo básico consiste en que dichas reflexiones, de tono devocional, contribuyan a una mejor formación espiritual de quienes tienen el privilegio de enseñar la Palabra de Dios, de manera que puedan desarrollar su labor investidos de verdadera autoridad. La exposición se presenta a través de ocho unidades, cada una de ellas integrada por cinco meditaciones. En cada meditación, además de una breve reflexión, se incluyen el sintético análisis de un comentarista, una paráfrasis, alguna ilustración y varias actividades.