...Cuando “escuches” la mirada
de un perro/a callejero/a. Ese, que “negocia” a gritos por su vida,
y tu socorro. Y logres “mirar”,
su agónica desesperación.
Cuando tomes su rostro y levantes sus patas, para llevarlo a casa...
Entonces, y solo entonces,
serás por siempre,
EL AMO DE LA MANADA.