Muros y cierres de fronteras no son suficiente obstáculo. Para impedir el ingreso de miles de personas, acuciadas por el hambre y atemorizadas por las guerras y las persecuciones de que son objeto. En este trabajo, nos hemos referido sólo a los que migran de África, buscando paz, trabajo y comida. Pero no sólo provienen de allí las multitudes que huyen de los infiernos de sus países de origen. También provienen de Siria, Irak, Afganistán, etc. Cuando los historiadores busquen un titulo para calificar a estos aciagos años, seguro que se referirán a los grandes movimientos de poblaciones expulsados de sus países por las continuas guerras y muertes en el continente africano (Sudan, Congo, Nigeria, etc.) O expulsados de sus países por la extrema e inhumana violencia de los Yiadistas islámicos. Estos migrantes y refugiados sólo buscan sobrevivir. ¿Otros seres humanos pueden negar ese derecho a otros seres humanos?En el mundo ya hay 65 paredes, barreras o alambrados erguidos con el propósito de impedir la inmigración “ilegal”. Debemos convencernos que de ese modo n o se impedirá que el hambriento o el perseguido, quede fuera del festín. Distribuyamos mejor la riqueza y no será necesario encerrarnos en fortalezas medievales.Se aborda, asimismo, otro tema de palpitante actualidad, la nueva y sutil explotación que sufre el continente, por parte de china, a la que con toda justicia podemos calificar de neocolonialismo.África había permanecido independiente hasta fines del siglo xix. En la conferencia de Berlin, 1894-95, el imperialismo europeo, traza los límites coloniales sin respetar culturas, etnias, religiones, etc., Sino sólo los intereses de las potencias coloniales.Poco después de finalizar la 2ª Guerra Mundial, comienza el proceso independentista, que abre un triste periodo de anarquía y guerras, con el triste saldo de millones de muertos. Este desasosiego tuvo entre sus principales causas, los antojadísimos limites impuestos por las metrópolis. Si bien ha ido disminuyendo con los años, las guerras fratricidas aun perduran.La inseguridad, la pobreza y el hambre, han motivado grandes migraciones internas y externas. Atravesar las aguas del mediterráneo, en embarcaciones inadecuadas y sobrecargadas, ha provocado muchos miles de muertos, que constituyen un doloroso drama que enluta e inculpa a toda la humanidad.