Querido lector, desde ya agradezco infinitamente que hayas elegido dedicarle este tiempo a los ángeles y también, poder ser instrumento para que estas palabras lleguen a tu corazón desde mi rol de cronista angelical, más allá de mis otras actividades.
Pretendo al compartir estas historias, que ellas afiancen tu confianza en nuestros alados mensajeros celestiales; revitalicen tu fe y te fortalezcan. Pretendo que contagien la alegría, la esperanza y esencialmente la certeza de que siempre te acompañan. ¿Acaso no le encomendó el Padre Celestial a uno de ellos que esté a tu lado a tiempo completo de por vida? Tu ángel de la guarda, tu compañero inseparable, te ama infinita e incondicionalmente. Irradia siempre su amor sobre ti. Escuches o no; lo tengas presente o no. También por ello sentí necesidad de escribirte estas líneas. ¡Son tiempos de tanta confusión, de tanta distracción! Olvidamos quienes somos. Obnubilados por diferentes circunstancias es bueno que recordemos cuán amados somos, que contamos con asistencia y guía celestial.
Testigos de un momento de tanta transformación en todos los órdenes en nuestro planeta, ser vivo que no hemos respetado -que seguimos agrediendo en pos de obtener ganancias-en pos del dinero, de la avaricia de unos pocos sin medir las consecuencias de la destrucción y envenenamiento del agua, tierra, aire, reinos vegetal, animal y humano.
Es tiempo de desarrollar coherentemente nuestras facetas angelicales, de aportar soluciones en el aquí y ahora. Tiempo de actuar desde la oración, la meditación, la reflexión y la acción coherente (desde donde cada persona se siente identificada) en pos del bien de toda la humanidad.
Cuando hay un compromiso con la vida hay un compromiso angélico, un compromiso con el universo todo, con su Creador, como hermanos que somos más allá de las diferencias. Cada uno es una hebra valiosísima y única en la trama de la vida.
Los invito a compartir este manojo de historias angelicales. Se las entrego con todo mi amor.
¿Me acompañan?
Prof. Marta Sánchez