“Solo que estés” aspira a hablar de lo esencial. En medio de innumerables pseudo necesidades generadas por el consumismo y de infinitas opiniones con pretensiones de verdad nacidas del relativismo, lo esencial sigue siendo inmutable. Por eso, nada escapa a la mirada del poeta, cuya misión es hablar con belleza de las esencias, de lo que permanece oculto detrás de las apariencias, de las muchas palabras que simboliza una mirada, del núcleo íntimo del ser, de lo que se está gestando subliminalmente, de lo imperceptible a los ojos del pragmático, de todas las voces que se ahogan en la impotencia y en la marginación, del último reducto del pensamiento, del crisol que implica el dolor, de la indestructible fuerza del amor, de la esperanza fecunda que brota de una fe viva.
Fe, esperanza, amor, dolor, patria, creación. Son los temas esenciales. De ellos habla este libro, que nació una mañana de agosto de 1975, cuando unos adolescentes estudiaban Fuenteovejuna, y sigue sumando versos, porque el destino es una historia que cada uno de nosotros escribe, con un lápiz prestado, en un cuaderno cuya cantidad de hojas desconocemos.