Nació en Olavarría (Bs.As.) el 20 de octubre de 1940. Cursó sus estudios primarios en Sierra de la Ventana y secundarios en el Colegio “Don Bosco” de Bahía Blanca. Sus padres, desde muy pequeño, le inculcaron la valorización del trabajo. En su primera actividad laboral recibió como paga el derecho a usar una vieja máquina de escribir portátil para aprender dactilografía. Fue empleado de almacén, mozo de restaurante, caddie de golf y cadete de oficina antes de ser convocado para el servicio militar que cumplió en el Hospital Militar de Bahía Blanca. Posteriormente se desempeñó como auxiliar administrativo de la Cooperativa Eléctrica de Sierra de la Ventana y paralelamente como docente en el Instituto Secundario “Fortín Pavón” de Saldungaray. Padre de tres hijos: Diego, Ramiro y Flavia, que le dieron siete nietos. Desarrolló toda su vida en su pequeña “patria chica” de Sierra de la Ventana donde se radicó pocos meses después de haber nacido y desde donde intentó irse en dos oportunidades. La influencia de sus sierras o de su inexplicable sentimentalismo hicieron que en ambas oportunidades regresara para dedicarse definitivamente a su profesión inmobiliaria en forma independiente y al hobby que dice “tocar de oído”: el periodismo. 
    Sus primeras armas periodísticas las desarrolló a partir de mediados de la década del 60 en el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca como corresponsal de Sierra de la Ventana. Poco tiempo después la radio le proporcionó una manera menos formal y más liberal de emitir noticias. Sus flashes informativos por L.U.2 Radio Bahía Blanca se caracterizaron por sus “floridas” descripciones del paisaje del lugar y de su gente, valorizando con preferencia todas las manifestaciones de la naturaleza que los rodea. Abraza y desarrolla durante más de cincuenta años su amistad con el micrófono. Un hobby que siempre tuvo como principal propósito difundir y promocionar turísticamente a sus sierras. Su estilo para expresarse públicamente acompañado con los sonidos de la naturaleza viviente, hicieron que lo bautizaran “el poeta de las sierras”. Es más conocido en la región por este mote que por su propio nombre y que por su profesión de martillero público. La más sorprendida fue su maestra de grado a la que siempre se le oyó decir: “Excelente alumno en matemáticas y dibujo pero nunca se destacó en lenguaje. ¡Quién lo hubiera creído!”.