FANÁTICOS, NO LEAN LA CONTRATAPA.

¡FANÁTICOS! No lean la contratapa. Háganme caso. No es importante ni necesaria. Vuelvan al inicio. Están a tiempo aún. No sigan. Se los anticipé en el título y en los dos renglones previos que acabo de escribir. Deténganse. Regresen al lugar que se lleva las miradas y por la que el marketing me facturó. Es inútil y seguramente se van arrepentir de haber pasado. Peguen la vuelta. Es el momento. Ya perdieron casi 15 segundos y todavía continúan acá. Giren en “U” y retomen lo trascendente, que no están en la vía correcta. No hay multas por esta maniobra. Vayan tranquilos a la tapa y al contenido que es llevadero. ¡Son insistentes eh! Acá continúan como queriendo saber en que termina esto. En nada. Se los anticipé y repetí en cada uno de estos apartados. Regresen. Ya les estoy prediciendo el final para que no malgasten su tiempo. Esto no tiene sentido. Son letras para completar una parte del libro que solo sirve de apoyo.
Retrocedan. Esto es como quedarse en la cancha en un 4 a cero abajo y con lluvia torrencial. Es como armar un equipo en el campito y jugarle al Barcelona ilusionándose con hacerle partido. Es como quedarte parado en la tribuna luego de irte al descenso. Es como decir matemáticamente hay chances sabiendo que estas a 15 puntos faltando 5 partidos. Es como hacer kilómetros y kilómetros de viajes para ver solo 90 minutos de un partido de futbol. Es como ir a la cancha a las 3 de la tarde con 40 grados de calor. Es como elegir a tu amigo en un picado sabiendo que es de madera.
En realidad, si llegaron hasta acá, es porque seguramente pasaron por cada una de las historias descriptas. Porque son de ese tipo de gente que cree. Que se ilusiona. Que no baja los brazos. Que insiste. Que tropieza y se levanta. Son fanáticos. Capaces de disfrutar cada cosa de la vida y el futbol como si fuera ORO, aun sabiendo que pueden ser de CARTÓN.