Nací en 1956, en Mercedes, cuando los barrios tenían calles de tierra y los potreros abundaban para descoser una pelota de cuero, difícil de conseguir. Seguimos a nuestro padre, Osvaldo, por sus destinos bancarios y volvíamos siempre a la Perla del Oeste y al paraíso de la calle 16 al fondo.
Mi madre fue el ángel que acompañó nuestras infancias y acomodó los guardapolvos y uniformes del Colegio San Patricio donde aprendí a escribir mis primeras composiciones. Juegos, deberes, ayuda a parientes eran nuestro día a día.
Sólo faltaba que llegara una mascota para acompañar nuestras vidas. Se llamó Negrita y ésta es nuestra historia.
Después la vida se puso seria, un tiempo de deshumanidad en La Plata de los ´70 y casi sin darme cuenta el exilio en Francia hasta mediados de los ´80. Pero regresar nos permitió rehacer sueños y concretar proyectos, familiares y educativos. También tener nuestras mascotas de adultos.
Una perra, pequeña, afectuosa y astuta, nos había enseñado a mí y a mi hermano, todo lo que se necesitaba para que sean nuestros increíbles compañeros de ruta. Aquí cumplo mi promesa de dejar testimonio de sus hazañas y aventuras.
Ahora saldremos con Negrita a recorrer escuelas, para que todos los niños puedan disfrutar de su presencia una vez más…