Jaime Fiol es Odontólogo (1969) y Licenciado en Criminalista (1979) por la Universidad Nacional de Buenos Aires, investigador independiente en cáncer y SIDA, autor de la “Teoría Inflamatoria del Cáncer” (www.revisar.wordpress.com) y durante una década docente en la Facultad de Odontología de la UBA. Colaborador en diarios y revistas con notas científicas, políticas y ficcionales bajo la denominación de “Un mundo de locos”.
“Los profesionales del arte de la salud estamos tan abrumados por el dolor y la angustia de nuestros pacientes que no nos permitimos plantearnos la inutilidad de algunos métodos terapéuticos, igual debe ocurrirles a los que tienen el poder: No pueden producir un cambio”, nos dice el autor y surge entonces, cuando se es consciente de esto, la necesidad de escribir, y la ficción es un buen refugio ante la incapacidad y la impotencia. Es difícil enfrentar el absurdo de la vida cuando se hace consciente, cuando se comprende que no hay buenos y malos sino simplemente seres humanos; cuando se comprende que es más peligroso un ingenuo que un enemigo inteligente.
Jaime Fiol publica en 1993 un ensayo político que figura entre los 274 Ensayos Argentinos del siglo XX en la Biblioteca del Congreso Nacional con el título de “Bases Ideológicas para Reordenar la Economía”, Faro Editorial.
Aparece el recurso del cuento como método efectivo de comunicación. “El personaje”, cuanto que integra esta selección, tiene potencialmente más efecto que un ensayo o una proclama política. “Carcinus Meana” conmueve al lector en el tema tabú del cáncer y no deja de ser una autobiografía del autor. En “Espejos: juego entre Dioses y mortales” muestra desde un punto de vista paralelo y ficcional el atentado de la AMIA.
En 2003 se publica su primera nouvelle titulada “Amparo Herrera”, Ediciones Al Margen, que le permite mostrar lo absurdo de los personajes y de la ciencia a través de una fuerte relación pasional entre Amparo y Roberto. Dice el narrador: “Allí junto a Roberto, Amparo había comprendido que si vestía a la última pordiosera en una casa de alta costura no sería posible distinguirla de entre las damas de la alta sociedad. Dios estaba en los túneles, en los submundos… y era obvio que Dios estuviera allí, si Dios es el creador de todo cómo no iba a estar allí, y ellos habían visto a Dios mandar a los Discépolos a fabricar calefones porque la gente tenía frío y necesitaba higienizarse, y entonces vieron como las Biblias se convertían en calefones. Entonces Amparo comprendió que su pasión por Roberto y por el sexo no era nada original. Se sintió la Madre Teresa de Calcuta y Albert Schweitzer juntos. Tan dependientes de la miseria como ella. Usando a otros para satisfacerse. ¿Cómo decirlo sin que se tiren encima los hipócritas?”.