Lucía V. Agostino, quien ha escrito ya muchos libros, los cuales no han sido editados por excusas de la susodicha. Interprétese: “no tengo un mango”.Nací bajo el signo de virgo hace unos años (1952 para los más curiosos) en una casa bastante atestada de gente. Llegamos a ser once hermanos. Cuando tenía yo diez años me zamparon a mi hermanito recién nacido. Los mayores se llevaron a mi mamá a dar un paseo por el mundo, hasta que le llegó la menopausia, por razones obvias.Aunque era muy inteligente repetí dos veces primer grado, porque a los cuatro años, cuando me anotaron en la escuela de monjas, no había jardín de infantes ni preescolar. Así fue que a esa edad ya sabía leer y de ahí no paré hasta hoy. A los once años quise ser monja, pero pudo más la naturaleza (léase sexo) ya que a los dieciséis tuve mi primer hijo. Gran consternación gran dentro del mencionado convento.